A la de tres, nació el deseo
Hemos consumido los últimos tres deseos, aquellos que por casualidad se nos concedieron: el amor, la felicidad y el dinero. Vivimos de ellos largos años, apurando con miedo, temiendo que los sueños muriesen. Con alegría y felicidad convivimos el uno con el otro y de la mano caminamos aferrando nuestra eterna promesa eludiendo nuestra propia muerte. Malgastamos caprichosos los billetes que en fajos se amontonaban, y a su vez los vimos desaparecer. Maldigo la riqueza, cuándo en tu lecho, no pudo salvarte, maldigo mi elección, cuando en mis labios pude haber formulado ese último deseo, sacrificando el dinero, por tu vida.